La técnica de relajación muscular progresiva, creada por el médico Jacobson, puede ayudarte durante episodios de estrés y, de esta manera, prevenir o aliviar el dolor en tus músculos.
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Sin exagerar, podríamos decir que el estrés también es una pandemia.
Aunque algunas personas puedan ocultarlo muy bien, basta con preguntarles si están estresados para ver que si.
Y si bien el estrés es una reacción natural que puede impulsarnos a realizar cosas, también tiene su lado oscuro.
Además de cambiar nuestro ánimo, también puede provocar dolor físico.
Ahí es donde entra la relajación muscular progresiva, la que puede brindar muchos beneficios a nuestra salud física y mental.
¿Qué es la relajación muscular?
La relajación muscular es lo que viene después de la contracción de uno o más músculos, cuando la tensión es liberada y sus fibras vuelven a la normalidad.
Si realizamos ejercicio, la relajación muscular vendría luego de finalizar la rutina.
Pero, ¿cuando se termina la contracción muscular en un episodio de estrés?
Es difícil saberlo, ya que durante los momentos de estrés, los músculos se contraen casi sin darnos cuenta; es el dolor el que avisa.
Además, el estrés puede contraer músculos que “no sabemos que tenemos”, como se dice popularmente.
Entre ellos, por ejemplo, están los músculos de nuestra cara, una de las zonas que no consideramos regularmente, pero que sufre las consecuencias del estrés.
Técnica de relajación muscular progresiva para la cara.
Dejemos de lado los prejuicios y pensemos la relajación muscular como algo que trae beneficios físicos, no como algo místico fruto de la magia.
Existe una técnica llamada “de relajación progresiva”, también conocida como “técnica de Jacobson”.
Edmund Jacobson era un médico -si, un médico- que creó esta técnica de relajación muscular que incluye 4 zonas del cuerpo:
- Rostro o cara.
- Cuello y hombros.
- Abdomen.
- Piernas.
Esta técnica consiste en 3 fases; en esa oportunidad veremos la primera, la de tensión-relajación.
Aunque parezca contradictorio, esta primera fase se basa en tensar o contraer ciertas zonas de la cara, para luego relajarlas al liberar la tensión.
Paso 1: para relajar los músculos de la frente.
Consiste en fruncir el ceño, así como cuando ponemos cara de enojados.
Tensa la zona por unos 5 o 10 segundos y luego relájala por unos 20 a 30 segundos.
Repite al menos 5 veces para empezar a sentir sus efectos.
Como adicional, procura respirar profunda y pausadamente, y luego exhalar todo el aire.
Además, puedes masajear tu frente con tus dedos: usando ambas manos, pon tus dedos índice y del medio cerca de donde empieza el cuero cabelludo y masajea circularmente, aplicando presión suave.
Paso 2: para relajar los ojos.
Durante episodios de estrés, nuestros ojos acumulan una gran cantidad de tensión.
Para relajarlos, la técnica de Jacobson consiste en apretar los ojos al cerrarlos, para luego liberar la tensión.
Debes cerrarlos durante unos 5-10 segundos, y después abrirlos durante unos 20-30 segundos.
Repite al menos 5 veces para empezar a sentir sus efectos.
Al igual que en la frente, también puedes masajear tus párpados superiores con la ayuda de la yema de tus dedos.
Paso 3: para relajar la mandíbula y los labios.
“Lo hice con los dientes apretados”, es un dicho que refleja el efecto del estrés en nuestra mandíbula.
Al igual que en las otras zonas, la técnica consiste en apretar la boca -labios y dientes- durante 5-10 segundos, para luego relajar por 20-30 segundos.
Al relajar, es importante dejar los labios entreabiertos, los dientes separados y la lengua relajada.
Repite al menos 5 veces para empezar a sentir sus efectos.
Además, puedes relajar la mandíbula con suaves masajes con la yema de tus dedos.
Sitúa los dedos índice y medio sobre tu sien y, suavemente, desplázalos por todo el contorno del cuero cabelludo. Puedes abrir y cerrar tu mandíbula lentamente mientras deslizas tus dedos.
Cuida tu salud:
Ante episodios constantes de estrés, es importante que busques ayuda de un especialista para tratar las causas.
Estos ejercicios de relajación muscular no deberían causarte dolor o malestar. Si lo sientes, no sigas haciéndolos y busca ayuda profesional.
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